Quise cambiar de canción

Quise cambiar de canción. Aventuras de la Gente Cuántica

No podría soportarlo. Lo sabía. Y no podría salvarla. Eso también lo sabía.
Ni con todo el oro del mundo. Lo habían dicho todos los médicos. Los mejores. Resultaba irónico porque oro tenía mucho. Aun así ella se moriría irremediablemente.

Y si ella se iba yo haría lo mismo. Me iría también. A buscarla…

Pagué una suma escandalosa de dinero para poder participar en un proyecto experimental relacionado con los planos cuánticos de la conciencia (signifique eso lo que signifique). Firmé el grueso contrato sin leerlo. Las responsabilidades… el precio… los riesgos derivados de las simetrías temporales… me daban igual. Me conectaron a una máquina.

Cuando desperte simplemente me dijeron: ya puede usted irse.

Salí de allí muy confuso. Estaba seguro de que me habían tomado el pelo. Me acababan de estafar de la forma más canalla. Y encima los muy cabrones me devolvieron una bolsa de ropa usada que no era la mía.

O eso creía yo hasta que encontré una vieja cartera de piel raída en el bosillo de esa chaqueta ajena y dentro de ella varias tarjetas de crédito con mi nombre y documentos con mi rostro. La dirección que figuraba en ellos también era erronea.

Y lo entendí todo de repente: el experimento sí que había funcionado. Estaba en una realidad nueva, en otro universo diferente. En uno en el que ella estaría viva en lugar de muerta, y en el que yo no era multimillonario.

Sentí una alegría inmensa y me dirigí de inmediato hacia mi actual domicilio. Llegue nervioso, sudando, excitado. Encontré las llaves en mi nuevo pantalon usado y entré en mi desconocida casa.

Ella pareció sobresaltarse al verme. ¡Estaba viva…! y yo no sabía ni que decir. Se la veía asustada y tenía unas feas marcas de contusiones recientes… ¡Joder, pero estaba viva…!

Me acerqué para abrazarla y dió un brinco. Me quedé perplejo viéndola correr hasta el otro extremo de la habitación derribando libros y lámparas, abriendo un cajón, extrayendo un arma, apuntándome, disparando…

¡Claro!, las simetrías… en la otra realidad nos amábamos… parece que en esta no…

 

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