El Color Prohibido

Esto es un boceto, un argumento sin explorar. Soy demasiado vago para desarrollarlo pero sí puedo imaginar el guión completo y da para trilogia y spin-off. (Yo lo dejo caer…)

ACTO I

Hace ya un mes que robé la piedra. Ahora sé que estoy en lo cierto, que no he desperdiciado mi vida. Que finalmente, esta tensa partida de neoajedrez contra el miedo la gano yo.

Casi todas las personas creen que deliro cuando les hablo del color prohibido o de la lluvia. Aun así me rodean y me complacen con su atención fingida y una sonrisa incómoda. Supongo que mi avanzada edad les obliga a mostrar una educación que de otro modo se tornaría desprecio o temor.

Pero como me repito y a veces hasta divago sé que mis historias las toman por las demencias de un viejo loco, de un hereje, de un subersivo sí, pero viejo… y loco… inofensivo en todo caso.

No me hago ilusiones de ser comprendido. Me da igual, tampoco antes me fue fácil obtener pruebas de mis teorías y eso no me desanimó . En lugar de perder la esperanza con cada fracaso festejé las pocas batallas que me proporcionaron los leves indicios de los que hoy me sirvo para apuntalar mis atrevidos monólogos de loco. No me creen, por supuesto, hacerlo sería peligroso. No solo eso, ¡sería ilegal! Pero creo que algunos de los que me escuchan, murmuran y me increpan, después hablan entre ellos. Se hacen preguntas. Eso es suficiente. Eso es el comienzo.

Llevo cien años deslizándome sobre una finísima capa de miedo congelado. Desde que a los veinte decidí consagrar mi vida en secreto a escarvar en nuestro pasado, sustituír la complacencia por la blasfemia y dirigir mi fe hacia una ciencia olvidada y heretíca: la llamada Arqueología. Y a pesar de los muchos peligros que me ha supuesto he obtenido pequeños hallazgos sobre los que atreverme a sustentar mi propia ortodoxia.

Cuando reuno a un grupo de curiosos les miro a los ojos y les abofeteo con afirmaciones como que todos nuestros antepasados, cinco mil años atras, eran capaces de ver el color prohibido y que del cielo caía agua líquida o sólida por procesos naturales, sin ninguna máquina. Y esta agua se canalizaba, también por su cuenta, hasta vastísimas extensiones llamadas mares… Les tiemplan las piernas.

Percibo sus miradas temerosas y escépticas. Y las risillas burlonas y nerviosas cuando lo sugiero pero sigo azuzándoles afirmando que antes, cinco preteritos milenios, todo era muy distinto. Les digo que no eramos los únicos seres vivos del planeta. Que había otras formas de vida. No me entienden. No lo conciben.

Por supuesto no afirmo abiertamente que las creencias absolutistas actuales son totalmente disparatadas. Que Geometría y Matemática no es lo único que ha existido siempre. Conozco las consecuencias de discrepar de Las Doctrinas de Pi, de violar alguno de sus Sagrados Axiomas. Y sé que únicamente los Guardianes de Las Ecuaciones pueden hablar de asuntos que atañen a la Matemática o a cuestiones esotéricas como el color prohibido. Ellos si pueden pero seguramente ni siquiera ellos se atreverían a pronunciar su nombre. A decir La Palabra Olvidada. Yo si lo he hecho, siempre para mi mismo por supuesto. Muchas veces.

Pero yo soy un viejo loco y tan solo les digo que el color prohido, antes, mucho, mucho tiempo atras, era el que más brillaba, el que centraba nuestra visión. Era el color en el que se había especializado nuestro sistema ocular por inundar con sus tonalidades la vida de todo ser. Luego les cuento que el cielo no siempre era azul.

En ese punto del relato es donde sus miradas se quiebran y delatan una inquietud que ya les cuesta controlar. Yo les ignoro y les pinto con palabras como el agua que había en el cielo le hacía cambiar de color, a veces blanco, a veces gris, violeta… y a veces el agua se caía del cielo.

Y es aquí normalmente cuando estallan los reproches, las amenazas y los insultos.

Es natural. Esa información visual satura sus canales lógicos, hiere sus mentes. La imágen es inverosimil y si además la pinta un anciano senil parece la derivada a infinito de una blasfemia de orden superior con demasiadas incógnitas. Sería inutil hablarles del vapor de agua, o del clima, o de otras especies animales. Simplemente no lo entenderían. No serían capaces de procesarlo. Ahora tan solo son conceptos abstractos, olvidados y malditos que el tiempo ha desterrado y los concienzudos y eficaces Guardianes de las Ecuaciones prohibido.

ACTO II (20 años despues…)

Hoy me he levantado más cansado de lo habitual. De lo habitual para alguien de ciento cuarenta y dos años quiero decir. Me queda poco tiempo. Creo que me alivia saber que pronto acabará todo. ¡Qué pronto empezará todo! He cogido la piedra, lo necesitaba de verdad. La escondí hace veinte años, el día que la encontré. Que la robé si lo preferís. Desde entonces me he mantenido sordo a su constante susurro. Su custodia ha supuesto un riesgo enorme y una desazón crónica. La posesión de objetos prohibidos es uno de los peores delitos que pueda cometerse pero yo ya he recorrido casi todo mi camino. Ahora tan solo quiero sentarme en mi diminuta azotea y perder la vista en el horizonte. Quiero olvidar el intenso azul de pureza extrema que irradia el cielo. Siempre. E imaginarlo con trazos de colores difusos, de grises, de violetas… y con agua cayendo de él… quiero borrar la perfecta trama de edificios y calles que se extiende hasta el infinito. Las brillantes aristas de los titánicos cubos procesadores de alimentos, las altas torres kilométricas que se pierden de vista y que acondicionan el aire, los inmensos lagos negros como la nada que absorben cada fotón solar y mantienen vivo el planeta con la energía capturada. Quiero olvidar todo eso y sustituir los reflejos amarillos y rojos y azules del vidrio y el acero y el carbono por los matices del color prohibido.

Eso sería lo único que pediría. Esa sería mi última voluntad si ello fuese posible.

Pero no lo es, ovbiamente. Ni siquiera consigo imaginarlo. ¿Como hacerlo? ¿Como imaginar un color nuevo? Abro la mano y miro la piedra con intensidad. Deslizo los dedos por sus perfectas aristas y sus pulidos planos de profunda oscuridad.

La piedra es negra como la noche, como la soledad. Y podía ser negra de verdad, como la antracita, de no ser por la compleja danza de sombras grises que proyecta en mi mano y que contemplo fascinado. Es absolutamente negra y sin embargo transparente. Solo yo sé que no es negra sino del color prohibido.

Pero por mucho que me esfuerce no me es posible imaginar un color y unicamente puedo intuir lo hermoso que debió de ser poder contemplarlo.

No puedo evitar el temblor en mis manos cuando guardo de nuevo mi pequeño tesoro negro y transparente. Me despido de él.

Esmeralda. Así llamaban a esa piedra. Yo lo sé. Puede que sea el único que lo sabe ahora.

EPILOGO:

Algunos hechos actuales que no admiten dicrepancia:

  • El ser humano ve la radiación electromagnética comprendida entre el ultravioleta cercano y el azul y entre el amarillo y el infrarojo excluyendo la zona intermedia comprendida por el color prohibido.
  • Esto siempre ha sido así y todos lo saben porque es una enseñanza básica de Las Doctrinas:
  • Unicamente los antiguos dioses que en el pasado convivían con los hombres podían ver el color prohibido y solo a ellos les estaba permitido manipular o poseer las sagradas reliquias que participaban de ese espectro.
  • Desde hace unos pocos años se reconoce la existencia de grupos radicales que, contraviniendo Las Doctrinas, buscan erosionar la Fe de la Comunidad cuestionando La Matemática con pseudociencia y argumentos fantásticos extendiendo rumores de que nosotros fuimos aquellos dioses y algunas de esas antiguas reliquias aun existen custiodiaras por los Guardianes de La Matemática.
  • Los herejes autoproclamados ‘Pilares de la Nueva Fe’, todos ellos afectados por grvaes daños neuronales, son peligrosos grupos de disidentes sociales que sostienen que el ser humano no siempre ha estado privado de la visión del color prohibido y se atreven a sugerir que Las Doctrinas de la Matemática son falsas. Estos grupos son directamente responsables de sabotajes de tecnología y reclaman nuevas teorías del pasado y un cambio hacia un modelo social más humano.

Algunos falsos argumentos que esgrimen los subersivos:

  • El Padre y Primer Pilar de la Nueva Fe aun sigue vivo.
  • Apoyan la teoría de la existencia de una Gran Guerra hace cinco mil años, de la que no queda ninguna prueba, y que tuvo su origen en cruentos enfrentamientos entre tecno-capitalistas y los llamados ecológicos. Según el relato hereje ambas facciones defendían modos opuestos de vida y luchaban por cada palmo de terreno. Cuando finalmente los ecológicos fueron derrotados, los vencedores iniciaron una expansión acelerada hasta cubrir cada metro cuadrado de tierra y mar con acero, silicio fundido y dispositivos tecnológicos, lo que provocó la progresiva desaparición de toda la fauna y toda la vegetación que fue sustituida por tecnología.
  • Defienden que la morfología del planeta ha cambiado de modo dramático y con ella también lo han hecho las necesidades visuales de su única especie habitante que se ha visto obligada a evolucionar artificialmente su genoma para adaptarse al medio. En su delirio afirman que la capacidad de visión de los antiguos humanos ha sido modificada ampliando sus margenes espectrales superior e inferior: ultravioleta e infrarojo, dominantes ahora en su entorno, a costa de sacrificar la recepción de las frecuencias que componían ese color intermedio, ahora considerado prohibido y que, al haberse erradicado por completo del nuevo paisaje, se ha convertido en una radiación absolutamente superflua.
  • Los radicales vaticinan el final de la vida debido a nuestra total dependencia del uso de máquinas para generar energía o gestionar la deriva continental o para reciclar y procesar recursos, y con ellos dispensar cualquier alimento, medicamento u otro bien necesario. También defienden como reales mitos arcanos y leyendas de ignorancia que hablan de fenomenos absurdos a nivel planetario como vientos, lluvias, volcanes, estaciones, rios o mareas e incluso dan crédito a la existencia de otros tipos distintos de formas de vida. Fomentan la idea de que tales mitos sustentaban de alguna ‘forma mágica‘ la vida en el planeta. Realizando más o menos las mismas funciones que ahora y siempre ha llevado a cabo la Tecnología bajo las eternas Leyes de Las Doctrinas y La Matematica.

 

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