Simetría

Simetría. Toda partícula del universo tiene su correspondiente antipartícula

 

Simetría

 

Y el mundo se volvió loco.

Así, literal.

El pánico se adueñó de todos. Y después la paranoia y el terror crónicos se hicieron hábito y la gente dejó de relacionarse. Sólo cuando se hacía estrictamente necesario para mantener en marcha la compleja sociedad tecnológica alcanzada a mediados del XXI se producía la temida interacción. Y en estas obligadas ocasiones se evitaba que fuese entre individuos de distinto sexo o del mismo si sus gustos no eran los ortodoxos. Nunca sabías donde pero Él siempre estaba al acecho.  Cualquier tipo de acercamiento que amenazase sentimientos se evitaba.

Estrictas medidas aunque demasiado tardías. La población mundial ya ha quedado reducida a una tercera parte en seis meses.

No todos los fallecimientos deben atribuirse al innombrable, es cierto. Se estima que algo más de la mitad fue por otras razones. Muchos murieron a causa de los accidentes que provocaban las repentinas muertes de los inocentes asesinados. Otros por la locura colectiva, la desesperación, la rabia, la violencia descontrolada, los suicidios, la escasez, las epidemias…

Aún hoy en día hay personas que niegan la evidencia y siguen pensando en conspiraciones masónicas y chorradas del estilo como ovnis y castigos divinos.

Para este humilde servidor fue algo evidente desde el principio. Lo dije claramente y se rieron de mí. Es más, bastante antes de que empezaran los crímenes yo quise advertir de que algo así podía suceder. No me las voy a dar de vidente porque no lo soy. No es que yo conociese el futuro o tuviera visiones, no, qué va, no soy ningún iluminado. Yo no tenía ni la más remota prueba o indicio de lo que se avecinaba. Yo solo lance la hipótesis de qué pasaría si… O sea, qué pasaría si a alguien, a un único individuo al que se le concede tanto, tantísimo poder, un día, se le va la cabeza y dice: mira, hasta aquí, vamos que ya estoy hasta los mismísimos… que me planto.

Y entonces pasó. Y lo vi claro. Debí de ser el único. El número de victimas se disparó en días… casi exponencialmente. Enseguida se me hizo evidente que de muertes accidentales, como decían los medios de comunicación al principio, nada de nada. Nunca había móvil, ni arma del crimen en la escena, ni testigos, ni relación entre los muertos. Ni siquiera era posible para nadie, incluso organizándose colectivamente, cometer tantos crímenes en todo el mundo por lo que verlos como accidentes era lo más lógico y de hecho eso parecían todas las muertes pero lo que ningún forense podía explicar era la causa que producía el preciso orificio cauterizado de entrada y salida en el pecho en tantas de las víctimas ni porqué estas yacían sobre un charco de su propia sangre con forma de corazón.

Yo traté de advertirles pero pensaron que era un desquiciado, prefirieron seguir creyendo que eran accidentes, viviendo como siempre, enamorándose

Yo… lo intenté… pero no me escucharon.

Y ahora se lamentan…

¿Como íbamos a creerlo? Dicen.

Si parecía un angelito…

 

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