La cigarra y la hormiga

La cigarra y la hormiga. Otra fábula revisada, un nuevo relato de la categoría: Fábulas en el Espejo.

 

La cigarra y la hormiga

La historia siempre sitúa a ambos personajes en extremos opuestos, caras contrarias de una moneda. En este caso la historia no se equivoca, es algo literalmente cierto.

La cigarra ha sufrido una infancia desestructurada, falta de supervisión. Sin objetivos definidos que la guíen y por eso ahora, ella, vive al día ajena a reglas y normas. Se pasa los días en la calle tirada al sol haciendo canción protesta. Es su venganza. Su objetivo es molestar a quienes considera culpables de su indigencia, con su estridente y desagradable canto. Que no debería considerarse como tal en realidad puesto que no lo realiza con su boca.

La hormiga por el contrario ya ha nacido con un propósito concreto. Antes incluso de eclosionar de su diminuto huevecillo su herencia genética ya codifica su escalafón social y como será su vida. No hay escapatoria de eso. Tal grado de eficiencia y especialización, el trabajo duro y acatar las estrictas normas de una sociedad organizada le garantizan seguridad, vivienda y alimentos, o sea un alto grado de supervivencia y monotonía.

Cada uno en un lado del espejo. Cuando la hormiga se mira en uno apenas se reconoce, echa de menos la libertad que no tiene y ve una cigarra reflejada en el. Pero cuando lo hace la chicharra, siempre con el miedo crónico de lo imprevisible, ve la seguridad y estabilidad de la hormiga y es el reflejo de esta lo que le devuelve el cruel espejito.

 

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