Cielo e Infierno

Cielo e infierno: 2.000 años después…

CIELO E INFIERNO

Las cosas en el Cielo van bastante mal, si, ¿quién lo diría no? y en Infierno también esta parecidas. Son innumerables los cambios acaecidos en el Mundo desde hace dos mil años, fecha en que se adjudicaron los contratos de estos servicios a una modesta empresa casi familiar entonces y convertida ahora en inmensa multinacional con delegaciones en cada barrio y cuya ostentosa sede principal abarca un país entero.

En aquella época la actual corporación estaba formada básicamente trece ‘pelaos‘ y un nutrido grupo  de voluntarios y becarios, desgraciadamente ninguno con los conocimientos necesarios sobre economía y estadística para abordar con éxito un proyecto de tal envergadura. Lo suyo era el escenario y la farándula y en ese sentido su despliegue fue impecable: los montajes, los discursos, los efectos especiales, todo perfecto pero los aspectos legales y económicos… Esa era otra cuestión. ¿Quién, con una mínima visión de futuro, firmaría un contrato con clausulas que incluyesen términos como ‘eternamente‘ o ‘hasta el fin de los días‘? ¿Y lo de dejar en el aire la fecha del Juicio Final? ¡Hombre por Dios! Pero ¿a quién se le ocurre?. Esas cosas hay que dejarlas bien ataditas por escrito y con copia.

Parece evidente que entonces, que eran tan pocos en el mundo que casi se conocían entre ellos, nadie esperaba el salvaje y exponencial crecimiento de población del último siglo pero son justo esos detalles los que determinan la talla de un buen CEO. Hay que ser previsor y valorar el peor escenario, y a ellos (los socios fundadores de la empresa) que eran un poco incautos se la metieron doblada. ‘La vida eterna en el cielo‘, ‘vagar eternamente en el infierno‘, bueno, bueno, bueno… ¿Es que no se fijaron en la letra pequeña? menuda cagada… ¿Nadie vio el inmenso coste en mantenimiento e infraestructuras que se les venía encima?. Y ahora que somos más de siete mil millones pues pasa lo que pasa.

En el Cielo la atención personal es desde hace un tiempo lamentable, los ángeles per cápita son cada vez menos y salen con la preparación justita y hay que esperar larguísimas colas por todo. Para el masaje, para el aperitivo, para las comidas divinas, en los centros recreativos… Afortunadamente son escasa las plazas que se adjudican en la actualidad pero la valoración media en caida libre es muy malo tirando a horroroso y cada vez se comenta con menos pudor entre sus inquilinos que la situación se está volviendo ‘infernal‘.

En el Infierno fallan muchísimo las calderas por falta de mantenimiento y por la escasez energética, lo que ha convertido las hirvientes ollas en agradables jacuzzis, las torturas se han reducido a solo media hora diaria por falta de recursos y de personal. Hace tiempo que se les agotó el azufre y ahora huele relativamente bien. Y aunque es cierto que existe un riesgo de hacinamiento por la excesiva demanda actual también lo es que entre tantos, las bacanales que se montan son de órdago y algunos hasta se atreven ya a decir que, comparado con épocas anteriores, el infierno es ahora es un paraíso… vamos, que es como estar en el Cielo.

Y hubo un después

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