El Primer Hechicero VI

Sexta y última entrega del relato corto El Primer Hechicero

CAPÍTULO PRIMERO O CAPÍTULO ANTERIOR

 

EL PRIMER HECHICERO

 

VI

Un año después de la llegada de Hombre al nuevo asentamiento del Clan, y coincidiendo casi con el nacimiento de otro miembro, esta vez salido de Niña, comenzaron a escucharse extraños y terribles sonidos provenientes de una zona del bosque donde Hombre recogía lo que necesitaba para hacer los utensilios y herramientas.

Cuando el viento arreciaba se oían lo que parecían cantos de fieras que erizaban los pelos de todos y cada uno de los desdichados que los escuchaban. El temor invadió de nuevo a toda la tribu y Hombre les hizo entender que eran las voces de personas y bestias que vivían en el sueño largo y reclamaban atención, pedían ser recordados pero de ninguna manera perturbados, por lo que era necesario mantenerse alejado de esa parte de la montaña, y así lo hicieron todos bajo el terrible yugo del miedo a lo desconocido.

Hombre había descubierto, de forma accidental, que al acariciar el viento las cañas huecas que él cortaba y con las que elaboraba herramientas de caza y recipientes para líquidos, estas producían diferentes sonidos dependiendo de cuanto las inclinase o cuanto agua depositase en ellas y le enseñó a Niña como colocarlas para aumentar y combinar esos tormentosos lamentos en uno aún mayor.

Hombre intuía que el terrorífico poder que obtenía al ser él el único del grupo capaz de dominar esos sonidos, sumado a su control sobre Lobo y sus extraños conocimientos sobre las cosas que le rodeaban, esas cosas que solo él y Niña veían, le convertían, aún sin mantener una convivencia plena con el Clan, en el miembro más fuerte de la colonia, el que impondría su decisión al resto.

Cuando fuese el momento enseñaría esas mismas habilidades al pequeño que acababa de llegar a su reducida familia de tres y sería ese niño, después, con el paso de los años, quién abanderando los misterios y secretos de su padre decidiría el destino de todo el grupo, y a su vez haría lo mismo con su propio hijo llegado el momento.

Parecía el comienzo de un nuevo y poderoso Clan y por un instante, sin comprender realmente las implicaciones, le pareció ver todo un futuro desplegándose ante sus ojos, un futuro en el que él mismo era una parte importante, la causa incluso, y notó una punzada de algo parecido al orgullo.

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