Geometría literaria (Un relato redondo)

Geometría literaria

Se despertó contenta, era su cumpleaños. Con catorce se veía casi adulta y se sentía muy orgullosa por ello. Sobre la mesa de estudio de su habitación desordenada había una extraña nota.

Hola amiga, ¡¡feliz día de cumpleaños!! No debes asustarte por leer esta nota. Cuando seas mayor lo entenderás. Habrá otras como esta. Sería muy bonito que las guardases todas.

¡Ya soy mayor! pensó un poco ofendida y olvidó el papel en en fondo de un cajón. Un par de años después apareció otra nota y después llegaron más…

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¿Como estás amiga?, escúchame bien, hoy no debes ir al instituto. Dí que estas enferma y ¡quédate en casa! Hazme caso y por favor no le hables a nadie, y menos a la policía, de esta nota o te meterás en un buen lío.

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Estás triste, lo sé, pero por favor deja de llorar. Lo que les ha pasado a tus compañeros ha sido horrible pero tú estás bien y no ha sido culpa tuya. ¡Tú nada podías hacer!, piensa solo en eso y te sentirás un poco mejor cada día. Lo superarás, ya lo verás.

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¡Hola de nuevo!, ya se que tienes muchas preguntas pero aun no puedo responderlas. ¿Te gusta tu nueva ciudad? te encantará, estoy seguro. Nunca temas a los cambios ni al futuro y no odies a tus padres. ¡No estais huyendo!, ellos tan solo buscan tu bienestar y tu seguridad.

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Querida amiga, se que esto te resulta de lo más extraño pero confía en mi. Hoy escogerás tu destino. Debes elegir los estudios de física aplicada aunque no te sientas preparada. Ayer decidiste que la cosmología es lo tuyo pero sería un terrible error. ¡Sé sincera contigo misma! y vuelve a valorar tus opciones.

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Mi querida amiga, hoy nos veremos por fin. El azar y mi torpeza lo harán posible. Puede que decirtelo parezca un error pero si no lo hago ni te fijarías en mi y eso sería un riesgo mayor. ¡¡Debemos conocernos!!

-o-

¿Qué te dije eh? Casi dos años en la misma facultad y ni sabías que yo existía. No hasta que derramé mi cerveza sobre tu precioso vestido. Por cierto, anoche no lo ví, pero aun hoy recuerdo lo guapísima que estabas. ¡Qué ciego fui entonces…! En fin, hemos llegado al punto crítico, al verdadero propósito de mis mensajes. Presta mucha atención ya que tu futuro depende de ello, el nuestro en realidad amor mio. Sin ti no lo conseguiré.
Pues sí, el tío antipático y estúpido que conociste ayer era yo. ¡Creéme!, si yo fuese tú tampoco tendría ninguna intención de volver a verme. Es más, mientras lees esto te aseguro que yo lo último que espero es tener otro encuentro con la chiflada que, delante de todo el mundo, me acusó de acosarla y entrar en su cuarto para dejarle anónimos. Pero amor, tienes que entender que ese yo arrogante aún no tenía ni idea de lo que le estabas hablando, y ahora, (cuando lees esto), ese yo, inmaduro y resentido, está convencido de que eres una perturbada y te odia. Sin embargo el yo que te escribe estas lineas es otro, uno posterior, el que ahora ya no sabría vivir sin ti. Hazlo por él y no por el cretino que voy a ser los próximos meses. Te adelanto que no te lo voy a poner fácil pero ¡¡tienes que conquistarme!! Y sé que lo harás…

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¡Qué bobo! Con una sonrisa y lágrimas en las mejillas lee por enésima vez la última nota antes de juntarla con el resto y protegerlas con delicadeza en el sobre que, a escondidas, dejará en el bolsillo interior de la chaqueta de su marido. Lo hará antes de que se despierte, antes de besar su arrugado rostro. Lo hará antes de decirle lo mucho que le ama. Antes de que salga, nervioso y excitado, hacia el laboratorio y comience por fin los primeros experimentos que confirmarán, tras años y años de ardua investigación compartida, sus teorías sobre la existencia de los pliegues temporales y la posibilidad de usarlos para enviar materia a otros planos dimensionales. Y lo hará porque así han de ser las cosas…

Me gustaría dedicar este pequeño relato a Salva porque estoy seguro de que lo entenderá a la primera y para que se anime a terminar su novela inconclusa 😉